ENTREVISTA PARA ANIKA ENTRE LIBROS

(website), 6 de enero de 2002

 

Por Carlos Ferrer

 

Foto: Celestín Butacu

 

 

Pedro Menchén, nacido en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) en 1952, aunque afincado en Benidorm desde 1978, es un narrador que se dio a conocer con dos premios literarios, el Ciudad de Alcalá en 1988 por su libro de relatos ¿Alguien es capaz de escuchar a un hombre completamente desnudo que entra a medianoche por una ventana de su casa? y el Ciudad de Barbastro por su novela corta Buen viaje, muchacho. La editorial barcelonesa Los Libros de la Frontera le editó en 1999 su segunda novela, Una playa muy lejana, y hasta el 2002 no volvió a dar a la imprenta un libro (con el paréntesis del premio Ulises de relatos 2001), su exitoso Te espero en Casablanca, publicado por Odisea Editorial, libro que, desde su entrada en las librerías del país el pasado febrero, ha superado en ventas a los postreros de Luis A. de Villena y Terenci Moix, por citar algunos nombres, y ha sido recomendado por el diario Las Provincias.

 

¿Está muerta la novela?

 

Pedro Menchén.: No, no lo creo. Está más viva que nunca. Nunca se escribieron tantas novelas y tampoco hubo nunca tantos lectores de novelas como hay ahora. La novela es a la literatura lo que las películas a la cinematografía. Ambas forman parte de la rutina existencial de la sociedad. Será difícil que otros sistemas de ocio las sustituyan, ya que han demostrado su éxito satisfaciendo la tradicional necesidad de mitos, fábulas y leyendas del ser humano.

 

 ¿La intriga es la principal herramienta del novelista?

 

Pedro Menchén.: Es una de las más importantes. Ya sé que hay novelas muy buenas sin intriga, pero nadie las lee, caen enseguida en el olvido y se convierten en “letra muerta”. En el arte, como decía Oscar Wilde, hay que buscar “la emoción por la emoción”, pero la emoción no sólo debe aportarla la intriga sino también otros valores estéticos.

 

¿Qué importancia tienen los premios para un autor hoy en día?

 

Pedro Menchén.: Ayudan a los autores noveles a dar a conocer su obra. Yo no hubiera publicado mis dos primeros libros si estos no hubieran obtenido premios literarios. Y tal vez tampoco hubiera publicado mis otros libros, de no haber publicado los primeros... Tuve suerte de que los jurados de aquellos premios fueran honestos, lo que desgraciadamente no ocurre muy a menudo. Ése es el gran problema de los premios.

 

¿Qué está leyendo?

 

Pedro Menchén.: Acabo de leer Cuando fuimos huérfanos, de Kazuo Ishiguro, uno de los mejores escritores actuales en lengua inglesa. Me gusta su estilo. Aunque ese libro no es de los mejores que ha escrito. Y ahora estoy con Juegos autorizados, de Antonio Rabinad, un interesante escritor catalán de la generación de los cincuenta.

 

¿Por qué eligió Benidorm como escenario para su novela Una playa muy lejana?

 

Pedro Menchén.: Pues porque llevo viviendo aquí 25 años y quería rendirle una especie de homenaje literario y sentimental a esta ciudad. No es la primera vez que hablo de Benidorm en mis libros. De hecho es uno de mis escenarios más recurrentes. Tengo una novela a medias titulada Balada para un delincuente, en la que cuento cómo era la vida aquí de algunos jóvenes en los 70, una época en la que Benidorm todavía tenía glamour...

 

¿Y Marruecos para su novela Te espero en Casablanca?

 

Pedro Menchén.: Una playa muy lejana es la primera entrega de la Trilogía del amor oscuro y Te espero en Casablanca la segunda entrega. Son distintas visiones del amor. En esta última hablo del turismo sexual en Marruecos, pero también de la situación de algunos marroquíes en España. Es la otra cara de la moneda. Básicamente cuento una historia de amor homosexual, con la problemática de las relaciones interraciales como tema de fondo. Se han escrito muchos libros sobre Marruecos, sobre sus ritos, costumbres y leyendas. Yo quería escribir una historia desde otro punto de vista. Me interesaba más el paisaje humano de ese país, que el puramente topográfico o monumental.

 

¿Por qué escribir, por qué publicar?

 

Pedro Menchén.: La literatura es el alimento del alma. Sin literatura, sin arte, sin poesía, los seres humanos seríamos meros autómatas. No digo que no hubiéramos avanzado, que no hubiéramos progresado científicamente, pero viviríamos igual que las abejas o que las hormigas. No seríamos libres, no tendríamos capacidad discursiva, tal vez no cometeríamos tantas estupideces, pero tampoco seríamos tan altruistas, tan generosos y románticos, es decir: tan humanos. La literatura no aporta muchos conocimientos, no es útil, pero trasciende al animal que llevamos dentro. No es poco.

 

En esta entrevista, su autor no sólo nos ha hablado de sus libros, sino de su manera de ver la literatura y, en definitiva, la vida. Ahora es el turno de leer sus libros y de esperar su próxima novela.

 

            Carlos Ferrer