ENTREVISTA PARA EL DIARIO LEVANTE

Valencia, 10 de octubre de 2000

 

Por Carmen Amoraga

 

Pedro Menchén afirma que se ha producido un “boom”en la

literatura gay

 

El escritor presenta “Una playa muy lejana”

 

 

Pedro Menchén comenzó a escribir siendo todavía un niño. En aquel entonces, tal como confiesa el autor, escribía sobre cualquier tema y se valía de cualquier género para dejar que sus sentimientos fluyesen libremente sobre las hojas de papel en blanco. Sin embargo, no fue hasta mucho más tarde cuando Menchén pudo pensar en sí mismo como en un escritor: para entonces, ya había fijado su residencia en Benidorm y coqueteó con éxito con los relatos y las novelas. Veintidós años después acaba de publicar su segunda novela, Una playa muy lejana (Los Libros de la Frontera), en la que trata de contar “ante todo, una historia de amor”, dice Menchén. En efecto, la novela cuenta la turbulenta historia de Eduardo, un homosexual dominado por sus sentimientos hacia Tino, un hombre joven y bello dedicado a la prostitución. Pedro Menchén se adentra en su segunda novela –que será presentada a las 19 horas en la librería Fnc-San Agustín– en el mundo de la homosexualidad porque, tal como explica, “no creo ser ningún pionero: la homosexualidad forma parte de la vida. Está en todos los ámbitos de la vida. Y también en el de la literatura, por supuesto. Antes se ignoraba, no se hablaba de ella porque sencillamente estaba perseguida. Ahora, con la liberación, se ha producido una especie de boom en la literatura gay”. Con todo, el escritor asegura que “no creo que haya que caer en el error de considerar esto como un género o una moda. No existe una literatura gay por el hecho de que haya autores gays que escriben novelas gays con personajes gays, como no existe una literatura heterosexual por el hecho de que haya autores heterosexuales que escriben novelas con personajes heterosexuales. Sencillamente hay libros buenos o libros malos, al margen de la tendencia sexual de sus autores o de sus personajes”.

            En cualquier caso, Menchén reconoce que “se está cayendo en el costumbrismo gay o en lo que es aun peor: en la anécdota. La mayoría de las historias gays que se publican se limitan a contar simples experiencias eróticas o cómo un gay logra seducir a un heterosexual y llevarlo a la cama. Yo he rehuido todo eso. En mi libro no hay erotismo, no hay sexo. He creado un argumento muy denso, transferible al mundo heterosexual; he contado una historia de sentimientos expuestos al límite, un psicodrama. Tino no es un personaje corriente. Es alguien misterioso, terrible, fascinante, malvado. Es un hombre fatal”.

            Pedro Menchén tardó casi seis años en realizar este trabajo, que además forma parte de una trilogía de la que en breve se publicará la segunda entrega. Quizá por este motivo, afirma que “terminar una novela no es llegar al final: nunca crees tenerla terminada. Sólo te das cuenta de ello cuando ya está editada y no puedes modificar nada”. De hecho, las anteriores creaciones de este escritor “no tenían nada que ver con esto. Mi anterior novela fue del género negro y después me pregunté si sería capaz de escribir una novela de amor. Precisamente no me gustaban mucho las novelas de amor. Pero tuve que leer montones de novelas de amor para conocer el género y saber qué materia estaba tratando. Luego, cuando creí haberlo leído todo, o casi todo, comencé a escribir mi propia novela de amor, en la que, si tengo que ser sincero, hay bastante de mi espíritu. El tema no me es ajeno”.