ENTREVISTA PARA LA REVISTA ODISEA
Madrid,
Febrero de 2000
Por
Óscar Pérez
Foto:
Juan Manuel Martínez
Pedro Menchén
Confiesa que esta es su tercera entrevista y
que hace mucho tiempo que contestó a la última. Reflexivo, sopesa las preguntas
para contestar con claridad y vencer el nerviosismo de la ocasión. Trae su
primer libro de relatos ¿Alguien es capaz
de escuchar a un hombre completamente desnudo que entra a medianoche por una
ventana de su casa?, con el que ganó el premio Ciudad de Alcalá en 1988,
pero ese no es el motivo de que estemos cara a cara. Sí lo es su última novela,
Una playa muy lejana, una historia de
amor, psicodrama, de corte romántico y tintes de realismo sucio que retrata
ciertos aspectos, nada complacientes, de las relaciones homosexuales. A través
del libro, nuestro interés también se centra en el autor. Intentamos
descubrirle.
ODISEA: ¿En quién
piensas cuando escribes?
Pedro
Menchén: Pienso en el lector que yo sería si leyese ese libro. No escribo para
un hipotético lector que no conozco sino para mí.
O: Tu libro trata de
una persona que encuentra a otra pero no es correspondida por ésta. ¿Es bueno
dar todo por alguien que no te corresponde?
P.M.:
En absoluto. De hecho, en el libro estoy, de algún modo, censurando esa forma
de amar. Todos hemos practicado ese tipo de amor en algún momento. Sólo he
querido utilizar los personajes de esta historia, no estoy defendiendo con ello
una teoría del amor sin límites, absurdo.
O: ¿Piensas que en el
mundo de las relaciones gays hay dos partes, una dura y otra blanda que perdona
todo?
P.M.:
Eso pasaba antes. Ahora, no sólo los gays, cualquier persona, si tiene un poco
de dignidad, se respeta a sí misma y no permite que le tomen el pelo de esa
manera. Y esto ocurre lo mismo en una relación heterosexual que en una
homosexual.
O: La imagen que das
del gay en el libro es muy triste ¿la ves así realmente?
P.M.:
No, todo lo contrario. De hecho, no creía que fuera triste hasta que tú me lo
has comentado. Lo es en este caso concreto y en esas circunstancias especiales
de su vida, porque el protagonista es un personaje introvertido que ha dedicado
su existencia a otra persona, y cuando ésta muere se queda solo... No es la
norma, es un caso atípico. Tal vez yo mismo soy muy atípico también en ese
sentido. Soy bastante solitario, aunque me gusta la vida social. De alguna
forma también he reflejado mi propia vida. Aunque yo no considero la mía
triste. En este personaje, por supuesto, he cargado mucho las tintas.
O: ¿Crees que es
importante la diferencia de edad en las relaciones?
P.M.:
No. A mucha gente joven le gusta la gente mayor y viceversa. Si se complementan
entre sí, no hay problema.
O: ¿Qué piensas de
los chaperos?
P.M.:
Hacen un servicio a la sociedad. No quiero ser duro con ellos. Una cosa es un
chapero y otra muy distinta un delincuente. Hay que distinguir. Son
respetables, porque sin ellos mucha gente no podría satisfacer su deseo sexual.
Es lo mismo que ocurre con las prostitutas que a mí, particularmente, siempre
me han parecido muy literarias y románticas. Las grandes prostitutas de la
literatura me fascinan. Los chaperos están peor vistos pero creo que, si no son
delincuentes, cumplen una función y no les puedo censurar por ello.
O: Tu personaje de
Tino ¿se puede considerar chapero?
P.M.:
Tino es ambiguo, es todo a la vez, chapero, narcisista, delincuente, una
persona que necesita ser adorada aunque por supuesto es incapaz de amar... Hay
que descubrir su personalidad en el libro.
O: Yo llamaría a tu
libro: Sexo, sudor y lágrimas.
P.M.:
Hay más lágrimas que sexo, pero esta historia es mucho más que eso. El
personaje principal, el más adulto, busca compañía, no sexo, y lo que encuentra
es una persona inadecuada. Es un problema de sentimientos y de necesidad de
amar.
O: ¿Qué es lo que
quieres reflejar con este libro?
P.M.:
Quería escribir una historia, a través de la cual, el lector se sintiera tan
fascinado y tan atrapado que no pudiera soltarlo hasta la última página. Ese
era mi objetivo: crear emoción por la emoción. Llegar al corazón del lector. El
tema es una disculpa.
O: ¿Qué tiene de
autobiográfico este libro?
P.M.:
No tanto como pueda pensarse. Quizá un 25 ó un 30%, el resto es ficción. Yo
quise crear una historia de amor. Estuve más de un año planeándola, estudiando
su argumento, los personajes, situaciones... y luego varios años más
reescribiéndola infinidad de veces. Por poner un ejemplo, yo nunca he recibido
violencia ni la he presenciado y sin embargo en Una playa muy lejana hay escenas violentas.
O: ¿Existe la Cultura
Gay?
P.M.:
Creo que existe la Cultura. No me gusta separar la Cultura Gay de la
Heterosexual. La Cultura es universal.
O: ¿Qué piensas de la
corriente que se está desarrollando ahora, denominada anti-gay, esa que dice que más que ganar estamos perdiendo porque
nos estamos convirtiendo en un gueto?
P.M.:
Siempre rechazo el gueto. Los gays tenemos que estar integrados en la sociedad,
no somos distintos. El hecho de que yo tenga una tendencia sexual determinada
no debe inducirme a agruparme. En otras circunstancias, posiblemente, fuera
lógico. Ahora, no. Debemos estar integrados, ser amigos de los heterosexuales y
no formar grupos. No estoy en contra de que haya asociaciones que defiendan los
derechos de gays y lesbianas, pero llevarlo hasta el extremo es sólo una forma
de automarginación. No todo es gay en el mundo, ni tenemos que ir a bares
exclusivamente gays, ni ir sólo a librerías gays...
Una playa muy lejana está editada
por los Libros de la Frontera.