ENTREVISTA PARA EL BLOG MOMENTOS DE SILENCIO COMPARTIDO
27 de Marzo de 2013

Por Nora Bosco

¡Hola a todos!
Una semana más estamos aquí para compartir con todos una nueva entrevista realizada a un autor. En esta ocasión el autor elegido es Pedro Menchén, si queréis saber algo más de él, os invitamos a que sigáis un ratito más por aquí y disfrutéis de la entrevista.


¿Quién es Pedro Menchén? .
Soy ese tipo solitario y tranquilo, con una gorra de béisbol, que siempre pasa de largo, a veces con un libro en la mano. Soy manchego, pero vivo en Benidorm desde 1978. Mucha gente cree, sin embargo, que soy extranjero y se sorprende de lo bien que aprendí a hablar español. .

¿Cuándo supiste que querías ser escritor? .
Cuando era un niño. Tenía un profesor que también era poeta, Pascual Antonio Beño, al que admiraba mucho, y yo sencillamente quería ser como él.

¿Qué fue lo primero que escribiste? ¿A qué edad lo hiciste? .
Poemas, pero también pequeñas novelas de cinco o seis páginas... Cualquier redacción que nos encargaba el profesor yo la convertía siempre en un texto literario. Ya desde muy pequeño sabía que quería ser escritor.

¿Tiene tu vida profesional relación directa con tu faceta como escritor? .
No.

¿Cómo te formaste como escritor? .
Leyendo. Creo que el oficio de escritor es el único que no se puede aprender, ni se puede enseñar. Como dijo Tennessee Williams, es el oficio “más solitario a este lado de la muerte”. Todo escritor tiene que ser, ante todo, un gran lector. Por supuesto, hay que conocer la ortografía y las reglas gramaticales, hay que tener un conocimiento básico sobre cómo se redacta un texto, pero a partir de ahí ya todo depende de ti. El arte literario es el estilo y el estilo eres tú mismo, tus propios defectos y fijaciones por así decirlo.

¿Tienes alguna manía al ponerte a escribir? .
Antes de empezar tengo que tener a mi lado una taza de té. Muy caliente y sin azúcar.

¿Prefieres algún lugar o momento a lo largo del día para escribir? .
Sólo puedo escribir por la mañana temprano, nada más levantarme. Si es posible, cuando todavía es de noche. Me despierto sobre las cinco o a las seis. Entonces estoy fresco y tengo la mente limpia.

¿Cómo te organizas para escribir? .
Primero releo la página anterior, antes de continuar, y siempre encuentro cosas que cambiar aquí y allá. Avanzo poco a poco, corrigiendo y rescribiendo constantemente. Yo, más que escribir, reescribo, corrijo. Suelo estar varios años con un mismo manuscrito. Le doy mil vueltas. Lo dejo, vuelvo a cogerlo al cabo del tiempo y empiezo a corregirlo de nuevo desde el principio. Es una locura, pero me gusta más corregir y reescribir que enfrentarme directamente a la página en blanco. No es que tenga miedo a la página en blanco. Siempre sé lo que tengo que decir. Pero no me gusta pasar a una página nueva si no estoy satisfecho con la anterior.

¿Eres un escritor de los que escriben a mano o te decantas por las nuevas tecnologías? .
Nunca he escrito a mano, salvo cuando era un niño. Tenía dieciocho o diecinueve años cuando me compré una Lettera 32, aunque ya antes, cuando trabajaba en una oficina, aprendí el método ciego, y usaba los diez dedos para escribir. Yo no he sido de esos escritores torpes que se las arreglan con dos dedos, mirando el teclado, como he visto que hacía Umbral, por ejemplo. En 1991 me compré una Starwriter80, una máquina de escribir muy moderna para la época, con impresora incorporada, una pequeña pantalla de 10 o 15 líneas y disquetes donde podía guardar los textos. En 1999 me compré mi primer ordenador portátil y en el 2000 me conecté por primera vez a Internet y escribí mi primer e-mail. O sea, que procuro avanzar con los tiempos. No soy de los primeros que se apuntan a las nuevas tecnologías, pero tampoco de los últimos. Desde 2008 estoy en Facebook aunque reconozco que no lo he usado mucho hasta ahora.

¿Antes de iniciar una novela, ¿la planificas mucho o te dejas llevar por la inspiración? .
La planifico absolutamente. Cuando voy a escribir un libro sé lo que quiero decir y cómo tengo que decirlo, el tono que le voy a dar a la historia, etc. Tengo claros el principio y el final. Aunque no anoto nada. Lo tengo todo en mi cabeza porque así lo interiorizo mejor. Y no, no me gusta improvisar. No soy de esos que se sientan ante el ordenador y empiezan a divagar, sin saber siquiera adónde les llevará la historia. Yo no escribo por escribir. Si escribo es porque tengo una necesidad interior muy fuerte de transmitir algo. Y básicamente lo que quiero transmitir es emoción. Quiero que el lector quede hechizado con mi libro, desconcertado, fascinado. La literatura para mí, como para Oscar Wilde, sólo puede ser “emoción por la emoción”.



¿Cómo es un día en la vida de un escritor como tú? .
Escribo por las mañanas desde muy temprano hasta las 12 del medio día, más o menos. Después salgo a dar un paseo, con la excusa casi siempre de comprar algo, regreso a casa, almuerzo, tomo el té sentado en mi terraza (que es muy soleada) y leo buena parte de la tarde. Por la noche intento ver algún documental o película. Pero todo eso es en teoría. A veces estoy dieciocho horas seguidas ante el ordenador y no me doy ni cuenta. Me acuesto temprano y me levanto también muy temprano. No me gusta ni me divierte salir de noche. Si quedo con los amigos, procuro que sea a media mañana para tomar el aperitivo. Y prefiero quedar para almorzar antes que para cenar.

¿Eres aficionado a la lectura? .
Sí, de hecho me gusta más leer que escribir. Un escritor debe de ser, ante todo, un buen lector. El problema es que no puedo leer tanto como quisiera y eso me crea siempre cierta sensación de culpa. No soy muy rápido leyendo porque leo como escribo; es decir: releo, retrocedo, vuelvo a empezar, reflexiono sobre lo que acabo de leer, lo analizo, estudio determinada frase, la subrayo, tomo notas o escribo algo al margen… Por supuesto, hay libros que leo deprisa, pero en general me suelo recrear mucho en la lectura y eso hace que tarde más de la cuenta en acabar un libro. ¡Y hay tantos libros buenos que leer y que no quisiera perder!

¿Qué tipo de literatura te gusta leer? .
Si un libro es bueno, no me importa el género. No estoy obsesionado con las novelas. Me gustan también los relatos, las biografías o autobiografías, las cartas, los diarios, incluso las obras de teatro o los tratados de filosofía. Lo que no soporto es la ciencia ficción, las historias de terror, las novelas históricas (escritas ahora pero ambientadas en otras épocas) porque me suenan falsas, ni tampoco la literatura erótica. De todo lo que he leído en mi vida lo que más me ha gustado ha sido la literatura rusa anterior a la revolución bolchevique y la literatura norteamericana desde sus inicios hasta los años cincuenta o sesenta. También me gusta la literatura británica y la del Boom.

¿Eres lector de libros de papel o también lees ebooks? .
Tengo un Kindle y he leído algún ebook, pero en general leo en papel. No creo para nada que desaparezca el papel. Yo mismo tengo editados nueve ebooks. Pero estoy seguro de que ambos soportes pueden coexistir.

¿Cuál es tu autor favorito? ¿Nos podrías recomendar una obra de él? .
Tengo varios autores favoritos. En primer lugar, siento una fascinación muy particular por Carson McCullers, una autora norteamericana de los cincuenta, y recomendaría su obra Reflejos en un ojo dorado. Otro de mis autores favoritos es Chéjov. Escribió unos mil cuentos y creo que ninguno malo. Otro autor que adoro es Jack London.

¿Recuerdas algún libro de tu infancia con especial cariño? ¿Cuál es? ¿Por qué le tienes especial cariño? .
Sí, recuerdo las novelas de Enid Blyton y todas aquellas aventuras de Los Cinco. Me fascinaban porque yo era un chico solitario y me gustaba ver a aquellos amigos siempre tan unidos.

¿Qué estás leyendo ahora mismo? .
Un libro de Pascual García, titulado El secreto de las noches, editado por Los Libros de la Frontera. Había leído otro libro suyo, El intruso, hacía muchos años, y me gustó tanto que intenté contactar con él para felicitarle. Pero no lo encontraba. Hasta que hace poco di con él en Facebook. Es realmente un escritor magnífico. Pero también es muy modesto y no se ha esforzado por darse a conocer. Es injusto que no se le valore como merece.

¿Si tuvieras que recomendar una novela cuál sería? .
¿De este autor? El intruso. Son relatos, pero todos ellos transcurren en el mismo lugar y con los mismos personajes, de modo que es una especie de novela. Es un libro desconcertante. Extraño. Fascinante. De la mejor literatura.

¿Qué autores clásicos y contemporáneos te han influenciado como escritor? .
Cuando empecé a escribir mi primer libro estaba muy influenciado por Kafka, Cortázar y otros autores simbolistas o surrealistas. Pero como tardé diez años en acabar aquel primer libro, de tanto corregirlo y reescribirlo, terminé por borrar las huellas de todos ellos y sólo quedó mi propia voz. Hay gente que va dando bandazos de acá para allá hasta encontrar su estilo literario. Yo lo encontré en mi primer libro y desde entonces creo que he cambiado poco.

¿Hay algo que haya influido en tu manera de escribir como la música, alguna vivencia, tus raíces…?.
No lo sé. Básicamente, lo que me induce a escribir es la necesidad de expresar algo: un sentimiento, una experiencia emotiva. También puedo decirte que soy escritor porque necesito agarrarme a algo, trascenderme a través de las palabras. La escritura me sirvió, de adolescente, como refugio, como vía de escape, ya que era muy solitario.

¿Tienes más aficiones además de la literatura? ¿Nos podrías hablar un poco de ellas? .
De muy joven me gustó pintar y dibujar. También estudié música en un conservatorio. Quería componer sinfonías. Quería ser cantante en un conjunto de rock. Pero abandoné todo eso por motivos laborales. Después hubo un tiempo, ya de adulto, en que quería dirigir cine. He escrito dos obras de teatro y un guión. Ahora lo único que me gusta es leer, escribir, pasear, viajar de vez en cuando, tomar cerveza con los amigos, cocinar… Cocino un poco, pero nada de platos complicados. Odio la cursilería en la cocina. A mí me gustan las recetas sencillas de la abuela. Dieta mediterránea y todo eso, ya sabes.

¿Crees que Internet y las nuevas tecnologías han cambiado al lector actual? ¿Por qué? .
Sí, claro, la gente está leyendo todo el tiempo mensajes, noticias y cotilleos en los ordenadores, en los IPad, en los móviles, en los e-readers, pero a la hora de leer libros creo que la mayoría todavía utiliza el papel.



¿Hablemos ahora sobre Escrito en el agua: ¿Es una novela autobiográfica, en qué momento decidiste que había llegado la hora de plasmar tu vida en páginas de papel? .
Empecé este libro después de acabar la primera versión de mi novela Una playa muy lejana, en 1995. Cuando uno termina un libro necesita siempre empezar otro y yo no tenía ningún argumento en aquel momento que me motivara lo suficiente. Entonces pensé de pronto que estaría bien plasmar en un texto los recuerdos de mi infancia, antes de que se me olvidaran.

¿Tardaste 5 años en sacarlo a la luz, por qué? .
No, tarde 5 años en escribirlo y lo publiqué enseguida. Pero el proceso de escritura no fue continuado. Empecé a escribirlo en 1995, lo abandoné, continué en 1996, volví a abandonarlo y lo retomé diez años después, en 2006. Entonces ya no paré hasta terminarlo en 2009. Pero en 2010 aún volvería a corregirlo, antes de publicarlos en 2011.

¿En él recoges ciertas vivencias con personajes muy conocidos de la literatura española. ¿Nos podrías avanzar alguna anécdota recogida en el libro? .
Sí, bueno, te contaré una anécdota sobre Umbral. Yo le conocí en una cafetería donde trabajé unos meses, antes de ir a la mili. Le entregué el manuscrito de una novelita mía y, cuando volvimos a quedar para que me diera su opinión, nos citamos en una especie de bar americano que había cerca de la plaza de Castilla, en Madrid. Recuerdo que tomé un té, que era la consumición más barata, y Umbral un perrito caliente y una Coca-Cola. Naturalmente, pensé que pagaría él, ya que había tomado dos consumiciones y yo sólo una. Además, él era un tipo maduro, con dinero, y yo un simple adolescente sin un céntimo en los bolsillos. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando Umbral acabó de comerse el perrito y de comentar mi manuscrito, me dijo: “Me invitas, ¿verdad?” “Sí, claro”, dije yo y se marchó. Alarmado, conté el dinero que tenía, pues no estaba seguro de poder pagar la cuenta y, milagrosamente, tenía la cantidad exacta. Ni una peseta de menos o de más. Pero entonces me di cuenta de que ya no iba a poder pagar los dos autobuses que debía tomar para regresar a mi casa, que estaba en el otro extremo de la ciudad, así que regresé andando. No me importó tanto caminar aquel largo trecho (unos cuantos kilómetros) como el hecho de saber, a juzgar por las palabras de Umbral, que aún no estaba preparado para ser escritor.

¿No has temido a las críticas o comentarios inoportunos que cuestionasen tu propia autobiografía? .
Pues no, y eso que soy bastante sincero y quizá he podido molestar a algunas personas. Pero sabía que en una autobiografía tenía que ser honesto conmigo mismo y decir la verdad. He cambiado los nombres de las personas afectadas, claro, para que, si no son ellas mismas, nadie las reconozca. Sin embargo, en alguna reseña me han acusado precisamente de falta de sensibilidad por sacar a la gente del armario y dar nombres propios. No, Los únicos nombres propios verdaderos son los de algunos personajes conocidos como Francisco Umbral y Gregorio Prieto.

¿Sigamos por los títulos. ¿Por qué decidiste ponerles esos títulos a tus libros?, siendo Escrito en el agua, quizá, el título menos peculiar de todos ellos. .
En la mayoría de los casos, los títulos son frases dichas por los personajes. Incluso en uno de los libros de relatos, todos los títulos de los relatos son frases dichas por los personajes. Es un sistema fácil y divertido de elegir un título. Yo procuro que la frase tenga algo que ver con el contenido de la historia, aunque no necesariamente. El título de mi primer libro, lo elegí al azar. Después de tantear varios que no me gustaban, decidí que abriría el manuscrito por una página cualquiera y que la primera frase que leyera sería el título. Esta es la frase: ¿Alguien es capaz de escuchar a un hombre completamente desnudo que entra a medianoche por una ventana de su casa? A mí me encantó y a todo el mundo le pareció genial.

¿Escrito en el agua, así como tus anteriores novelas, Y no vuelvas por aquí y Te espero en Casablanca, han sido publicadas por Odisea Editorial, que se define como editorial gay-lésbica. ¿Significa esto que están dirigidos a un único público? .
No, para nada. Yo escribo para todo tipo de público. De siete libros que he publicado sólo tres novelas tienen personajes específicamente gays, aunque eso no quiere decir que no los puedan leer personas heterosexuales. No son pornografía, en primer lugar, y hay también muchos personajes heteros en dichos libros. Son historias corrientes, como las de cualquier libro hetero, que tratan sobre los malos tratos, sobre la infidelidad, sobre la soledad, sobre las relaciones interraciales… Como suelo decir habitualmente, no existe la literatura gay como no existe la literatura heterosexual. Simplemente existe la LITERATURA, con mayúsculas. Claro que hay escritores gays que escriben historias con personajes gays, pero del mismo modo que hay escritores heteros que escriben historias con personajes heteros y no por ello decimos que existe una literatura heterosexual. Por tanto, y para resumir: creo que existen libros buenos y libros malos, al margen de la tendencia sexual de los autores o de los personajes de sus libros.

¿Han sido encasilladas o en general han sido aceptadas por todos los públicos? .
Pues creo que soy leído por todo tipo de público. Y, sobre todo, por las mujeres, a las cuales les encantan mis historias. De repente me entero de que una profesora dio a leer un libro mío a sus alumnos en una universidad de Colombia. O en un colegio de Boston. A veces yo mismo me asombro de lo lejos que llegan los libros. Es cierto que, al haber sido editados algunos de ellos por una editorial gay y ser promocionados y publicitados en los medios gays, son los gays quienes los compran mayoritariamente, pero debo decir que he publicado cuatro libros en otro tipo de editoriales y, en general, quien me lee capta enseguida que tengo un lenguaje universal y que estoy por encima de todo eso. Es decir, que escribo para cualquier lector sensible, sin importar si es hombre o mujer ni cual sea su tendencia sexual.

¿Cómo te organizaste para escribir cada una de tus novelas? .
Primero tengo una especie de “iluminación”, como decía Carson McCullers, en la que está el germen de la historia, la idea básica. Esa iluminación viene cargada de una fuerza tremenda, de una energía poética terrible. Es algo muy emocionante. Muy hermoso. Después empiezo a desarrollar mentalmente el argumento, la historia, y la voy dotando de coherencia, de vida. Todo eso lo hago sin anotar nada en ningún sitio. Es imprescindible que yo me crea primero la historia, que la interiorice bien para que, cuando la cuente, me salga del corazón y parezca más real, más auténtica, como si la hubiera vivido realmente. Pero no me pongo a escribir enseguida. A veces pasan meses hasta que me decido a enfrentarme con la página en blanco. En algunos casos he estado casi un año pensando en una historia hasta que, por fin, me decido a escribirla. Eso me ocurrió con Una playa muy lejana, con Y no vuelvas más por aquí y también con una novela que llevo escribiendo desde 1988, una historia de género negro que espero acabar próximamente. Pero también me ha ocurrido que, por postergarlo demasiado tiempo, se me haya pasado la iluminación y se malograra la novela.

¿Tus novelas tienen una historia real detrás? .
A veces hay una parte real inicial, pero el desarrollo y la conclusión suelen ser ficticios. En algunos casos lo autobiográfico predomina, como ocurre con Te espero en Casablanca, mientras que en otros todo el argumento es ficticio, tal es el caso de Y no vuelvas más por aquí. En Buen viaje, muchacho el primer capítulo está basado en un hecho real, pero el resto de la novela es pura elucubración.

¿Qué es lo más complicado de la escritura de las novelas? .
Lo más complicado es descubrir, una vez que has terminado de escribir la novela, que no has hecho más que empezar. Cuando escribías el primer borrador tú no creías que aquello era un borrador, pensabas firmemente que tenías ya el texto definitivo, tan satisfecho te sentías del resultado. Pero es entonces cuando se te abren los ojos de pronto y empiezas a descubrir, aquí y allá, todo tipo de torpezas, ingenuidades, cursilerías, tautologías, lugares comunes, frases superfluas…. y comprendes que tienes todavía un largo trabajo por delante hasta conseguir que ese libro se parezca mínimamente al que habías vislumbrado en tu iluminación.

¿Cómo fue ese momento de ponerte a escribir la primera frase de tu biografía? .
Tenía muy claro que el libro debía empezar con una imagen que siempre me ha obsesionado de mi infancia, una imagen triste, patética en la que me veo a mí mismo sentado en el poyete de la puerta de mi casa, en un pueblo de La Mancha, con cuatro o cinco años, vestido con un pantaloncito corto, de tirantes, y una camisita estrecha que me había hecho mi madre, mientras contemplo a otros niños jugar en medio de una calle polvorienta. Los otros niños me ignoran, no cuentan conmigo para sus juegos, pero tampoco yo desearía jugar con ellos, a pesar de lo cual no puedo evitar sentirme triste. La soledad fue el drama de mi infancia y mi adolescencia. Y yo tenía que reflejar eso desde el principio.

¿Te llevó mucho tiempo escribir cada uno de tus libros? .
Depende. A uno le dediqué diez años, a otro catorce, a otros dos cinco. Pero también he escrito algunos libros muy deprisa. Buen viaje, muchacho, que es una novelita corta, en dos meses. Te espero en Casablanca en un mes, la primera versión, que era mucho más corta. Sin embargo, he estado corrigiendo durante siete meses Buen viaje, muchacho para su reedición, ¡siete meses, cuando me costó dos escribir el manuscrito original! La verdad, no me importa tardar veinte años en acabar un libro si el resultado merece la pena. No me importa tanto la cantidad como la calidad. Para el resto de mi vida tengo el proyecto de escribir unos tres libros como máximo. ¿Para qué más? Ya hay demasiados libros en el mundo y nadie los va a poder leer. Deberíamos tener todos un poco más de contención. ¿Para qué sirve escribir tantos libros? Y si fueran buenos, pero la mayoría son basura. Es absurdo. Con tantos libros es imposible separar el grano de la paja. Además, cada día salen cientos de escritores nuevos y todos ellos quieren publicar, como mínimo, un libro al año. Hay autores completamente prescindibles, como Luis Antonio de Villena, que publica desde que empezó a escribir en los años setenta, 3 o 4 libros al año. No digo que alguno no tenga cierto interés, pero la mayoría son chorradas gays, mariconadas. ¿Estamos locos o qué? ¿Adónde vamos a ir a parar? Es un verdadero derroche ecológico. Menos mal que se ha inventado el libro electrónico porque dentro de poco ya no habría sitio en el mundo para tantos libros.

¿Para los que no conocen tus novelas, ¿por cuál recomendarías empezar? ¿Por qué el lector debería elegirla? .
Pues creo que pueden empezar por Buen viaje, muchacho, que es una novelita corta, juvenil, con dos chicos heteros. Es un viaje al fondo de la noche, una especie de cuento onírico que acaba convirtiéndose en una pesadilla. Pero que lean la versión corregida. Ahora mismo está disponible en ebook. En primavera saldrá la reedición en papel.

¿Actualmente, todos sabemos, que el panorama editorial es especialmente complicado, pero conseguiste que la Editorial Odisea publicara tu novela ¿qué pasos seguiste para conseguirlo? .
Yo entré en contacto con Odisea en el año 2000, después de publicar Una playa muy lejana en una editorial de Barcelona. Los de Odisea tienen una revista gay, además de una librería, y mi editora contrató publicidad en su revista y organizó la presentación de mi libro en Madrid en su librería. Después de la publicidad me hicieron una entrevista y comencé a publicar algunos artículos en la revista. Más adelante les entregué el manuscrito de mi siguiente novela, Te espero en Casablanca, y la publicaron encantados. El libro fue reeditado, tuvo éxito y me permitió publicar mis siguientes libros sin dificultad. De hecho, van a reeditar Buen viaje, muchacho sin ser una historia gay.

¿La primera versión de Escrito en el agua que entregaste a la editorial acabó siendo muy diferente de la que se publicó finalmente? .
El editor me pidió que acortara un poco el texto pues era bastante largo. Me tomé algunos meses para revisarlo y apenas pude quitar unas treinta páginas que yo mismo consideré superfluas. Por lo demás, soy yo quien impongo mis condiciones cuando publico un libro, con el objeto de que nadie pueda quitar o poner una coma sin mi permiso.

¿Respecto a la promoción de tus novelas ¿qué haces para que el lector las conozca? .
Pues esa es una función del editor. No obstante, yo colaboro también en lo que puedo. Siempre y cuando no implique que yo tenga que intervenir en actos públicos, cosa que odio. No soporto salir en la tele o en la radio, no soporto hablar en público. Ya ni siquiera presento mis libros. Salí dos veces en Telemadrid y una en la SER y dije basta. Sin embargo, no me importa salir en los periódicos, en las revistas o en Internet. No es por nada. Es por mi timidez, supongo. Tengo pavor escénico. En definitiva, no valgo para hombre mediático. Si triunfo algún día, si me hago famoso, me ocultaré en algún sitio como J.D. Salinger. Yo quiero tener éxito, claro, quiero que mis libros sean best-sellers, pero que a mí, por favor, me dejen en paz.

¿Y ahora hablemos del futuro: ¿Tienes alguna novela ‘esperando en el cajón’ a ser publicada? ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto? ¿Nos puedes contar algo sobre él? .
Sí, tengo una novela inédita, en proceso de reescrituras, que empecé en 1988 y que confío acabar este mismo año. Se titula Impunidad en la noche y es un thriller, una novela negra, negrísima, con policías, delincuentes, espías, persecuciones en tren, tipos que sacan sus pistolas cuando menos te lo esperas y ese tipo de cosas. Cada libro es un reto para mí y ahora me he propuesto terminar de una vez esta maldita novela negra. En ella, por cierto, no hay ni una sola referencia al tema gay.

¿Qué consejos darías a los escritores noveles que desean que sus novelas sean publicadas? .
En primer lugar, les diría que lean mucho. Un escritor tiene que ser, ante todo, un buen lector. No puedes ser escritor si no lees. Y me temo que la mayoría de los escritores jóvenes que salen hoy en día apenas leen. Es absurdo, ¿verdad? Todo el mundo escribe, pero nadie lee. En segundo lugar, les diría que corrijan mucho y que sean muy autocríticos consigo mismos, que no publiquen por publicar, sino cuando estén seguros de que el libro merece la pena. En tercer lugar, les diría que, si lo que quieren es ser famosos, ganar mucho dinero, etc. que se dediquen a otra cosa y dejen de malgastar papel.

¿Para acabar, si quieres decir algo a los lectores de esta entrevista las siguientes líneas son todas tuyas.
Muchas gracias. Pues me gustaría que los lectores heteros superaran ya, de una vez, sus prejuicios con respecto a lo que ellos llaman “literatura gay” (y me refiero a los hombres, pues sé que las mujeres, mucho más tolerantes, han superado hace tiempo dicho prejuicio). Si yo soy capaz de leer con naturalidad Lolita, Anna Karenina, La romana o cualquiera de esas grandes novelas con personajes femeninos heteros, creo que ellos también deberían leer con la misma naturalidad Maurice, Antes que anochezca o El beso de la mujer araña. Insisto en lo que ya dije antes: no hay libros gays o libros heteros, sólo hay libros buenos o libros malos.

 

 

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