ENTREVISTA PARA LA REVISTA SHANGAY EXPRESS

Nº 401, Madrid, 11 de abril de 2011

 

Por  Agustín Gómez Cascales

 

Foto: Florin Talica

 

 

 

 

Pedro Menchén hace memoria

 

“Quiero el mayor éxito para mis libros, pero a mí que me dejen en paz”

 

Tras novelas como Y no vuelvas más por aquí y Te espero en Casablanca, muestras de ficción gay con una repercusión destacable, Pedro Menchén se atreve con una obra autobiográfica, Escrito en el agua. Veamos qué le ha llevado a realizar este ejercicio de impúdica honestidad.

 

SHANGAY EXPRESS: ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza para decidirse a escribir una autobiografía?

PEDRO MENCHÉN: Empecé a escribir este libro en 1995, nada más acabar Una playa muy lejana, cuando tenía 42 años. Lo abandoné en 1996, lo recuperé en 2006 y continué con él hasta acabarlo definitivamente en 2010. Es que yo escribo así. Empiezo libros que abandono y continúo años después. Era demasiado joven cuando empecé, pero es que tenía miedo de olvidar algunos momentos de mi vida. Este libro sólo cubre mis primeros 26 años de vida, aún tengo que escribir una segunda parte y necesitaré, supongo, otros 5 o 6 años más. Para entonces ya seré lo suficientemente mayor como para publicar mis memorias.

 

S.E: Desde el prefacio muestras una sinceridad poco común, y no dudas en ponerte del bando de los perdedores de la vida. ¿No eres quizá un poco duro contigo mismo?

P.M: Quizá. Debe de ser una forma de autodefensa, de curarme en salud… La verdad es que hay muy pocos triunfadores. La mayor parte de las personas somos seres corrientes que permanecemos en un segundo plano. Hay muchos escritores de mi generación que empezaron a publicar casi al mismo tiempo que yo y triunfaron (si triunfar significa ser famoso y vivir de la literatura): Javier Marías, Eduardo Mendicutti, Luis Antonio de Villena... Yo no, pero no me quejo. Admiro a los triunfadores, pero no les envidio. He tenido exactamente la vida que he querido.

 

S.E: ¿Qué ocurriría si de repente este libro tuviese una gran repercusión?

P.M: Pues me alejaría corriendo de todo el mundo. Haría exactamente lo mismo que J.D. Salinger. Naturalmente, quiero el mayor éxito para mis libros, pero a mí que me dejen en paz.

 

S.E: Tus novelas editadas en Odisea sí te han convertido en un autor conocido por quienes consumen regularmente literatura de contenido gay. ¿Son siempre personajes homosexuales los que más te inspiran?

P.M: A mí me inspira el ser humano en general. En mis relatos y novelas me he metido en la piel de mujeres y de hombres heterosexuales, de ancianos, de niños y de gays, por supuesto. Puede que, de un modo o de otro, tienda a ver la vida desde mi perspectiva gay, igual que un hetero ve la vida desde su perspectiva hetero. No se me ocurriría plantearme como argumento de mis libros “el tema gay” o “la cuestión gay”, a pesar de que algunos de mis personajes sean homosexuales.

 

S.E: ¿No sentiste pudor cuando llegó la hora de plasmar en papel tus primeras relaciones sexuales en Escrito en el agua?

P.M: No. Aunque hay algunas líneas en el libro sobre la masturbación y el pecado que he reescrito más de cien veces y que aún quisiera volver a reescribir porque me ruborizan. Pero es que no encuentro el modo de decir lo que tengo que decir sin desvelar algo demasiado íntimo. Y no podía eludir el asunto aunque me desagradase. En Escrito en el agua he querido hacer un análisis exhaustivo de las circunstancias de mi vida para entender por qué llegué a ser quien soy. Y para llegar hasta el final en ese análisis, no podía eludir nada.

 

S.E: Describes con detalle el Madrid gay de los 70. ¿Qué tenía para ti de especial en comparación con el de ahora?

P.M: No conozco el de ahora. Hace muchos años que no voy a los bares, gays o no gays; no salgo de noche. Pero conozco Chueca de día y me gusta. El ambiente gay de hoy en cualquier parte de España es mucho mejor. La gente vive con naturalidad su homosexualidad, sin ocultarse, Por aquel entonces los gays llevaban una vida clandestina, morbosa y emocionante, pues todo lo prohibido siempre es emocionante, pero creo que es mejor vivir como se vive hoy.

 

S.E: ¿Cuál sería el mejor cumplido que te podría hacer un lector sobre tu nueva obra?

P.M: Ya se lo he oído a mi amiga María García-Lliberós, cuando me dijo que lo que más le había llamado la atención de mi libro era mi falta de vanidad. Me alegro mucho de no ser vanidoso. Es un defecto que no aguanto tampoco en los demás.

 

De novelas autobiográficas

Asegura Pedro Menchén que ha leído muchas autobiografías antes de escribir la suya. “Se trata de un género en sí mismo y quería dominarlo para que mi libro tuviera la suficiente entidad”, explica. Se sintió especialmente identificado con una en concreto: “la autobiografía de Gerald Brenan, que consta de dos tomos, por su rigor, su sencillez y su honestidad. Es una pena que casi esté olvidado”. Otras que le sirvieron como modelo fueron “la de Klaus Mann, Cambio de rumbo, y la autobiografía de Jan Valtin, La noche quedó atrás”. Pueden ser complementos perfectos de Escrito en el agua para los amantes del género.