ENTREVISTA PARA LA REVISTA LA MARINA EXPRESS Benidorm,
Julio de 2003 Foto:
PJ Gutiérrez PEDRO MENCHÉN Reside desde hace 25 años en Benidorm
Nacido en La Mancha (Argamasilla de Alba, Ciudad
Real, 1952), Pedro Menchén vive en Benidorm desde hace veinticinco años, donde
lleva una vida apartada y tranquila, lejos de todo tipo de farándulas. Ha
publicado ya cinco libros, dos de ellos premios literarios. Aún así, tuvo que
esperar a la edición de su novela Una
playa muy lejana (Los Libros de la Frontera, 1999), traducida ya al inglés
y de próxima publicación en USA, para obtener la consagración como escritor.
Posteriormente, con su novela Te espero
en Casablanca (Odisea Editorial 2001), le llegó el éxito a nivel nacional.
Hace poco la editorial Huerga & Fierro ha publicado otro libro suyo, Labios ensangrentados, en el que ha
trabajado durante varios años, a propósito del cual le entrevistamos. ¿Qué hace un escritor como tú en
Benidorm? ¿Qué es lo que te indujo a venir aquí? Vine
por primera vez el verano de 1977 a trabajar en la hostelería, como hacen
muchos estudiantes. Regresé en otoño a Madrid, donde vivía con mi familia, y al
año siguiente volví de nuevo, pero ya me quedé. Abandoné los estudios y me
quedé aquí definitivamente. No soportaba tener que estudiar matemáticas,
química, física y cosas así. Me dije a mí mismo: “La cultura está en los
libros, así que leeré todos los que quiera y escribiré lo que me apetezca, sin
ningún tipo de imposiciones”. Pues ya entonces quería dedicarme a escribir
profesionalmente. Empezaste muy joven... Sí.
Escribo desde pequeño. Mi vida siempre ha sido la literatura. No he podido
remediarlo. Es algo que llevo en la sangre. Supongo que habrá escritores oportunistas
que escriben para ser famosos o para ganar dinero. Igual podrían haber sido
actores, cantantes o publicistas. Yo no. Yo escribo por necesidad biológica. Lo
mío es pura vocación y no me importa tanto ser desconocido o no ganar dinero,
como hacer lo que de verdad siento. Publicaste tu primer libro en 1988, un libro
de relatos, creo. Sí.
Hace ya 15 años. Parece mentira. Más o menos, cuando Muñoz Molina o Javier
Marías publicaron sus primeros libros. En realidad somos los tres de la misma
generación. ¿Crees que ha podido perjudicarte el hecho
de vivir lejos de los círculos literarios? Puede
ser. Pero no lo lamento. Sólo aquí podía escribir lo que he escrito y hacer la
vida que me apetece. No tengo obsesión por ser famoso. Aparte de eso, yo escribo
muy despacio. Mi primer libro me tuvo ocupado durante unos 10 años. Lo
reescribí cientos de veces. También destruyo mucho de lo que escribo, si no
estoy satisfecho.
Hay
historias muy diferentes. Algunas están situadas en Benidorm y otras en Madrid.
Casi siempre, reparto mis escenarios entre Madrid y Benidorm. Son historias
juveniles, urbanas, en las que de pronto ocurre algo imprevisto que
desconcierta a los personajes y altera su rumbo vital. Me interesa mucho la
contingencia como asunto literario. Nadie puede estar nunca seguro de nada.
Todo es puro azar. ¿Qué seguridad tiene nadie que viaje en tren o en avión, que
viva o trabaje en un rascacielos o simplemente camine por la calle? Nadie está
seguro de nada, no ya físicamente, sino emocionalmente, pues ¿quién puede
garantizar la fidelidad de su pareja? Ese tema me preocupa y me interesa mucho.
Por eso sorprendo, de vez en cuando, a mis personajes y les asusto, no ya con
catástrofes o con grandes dramas, sino con las pequeñas contingencias o los
albures de cada día, para hacerles dudar de su existencia, para que despierten
sus sentidos y recuerden que el mundo no siempre es lo que parece. ¿Qué escritores te interesan o te han
influido más? Me
apasionan los rusos del XIX y los norteamericanos del XX, como Jack London,
Hemingway, Carson McCullers, Capote, Tennessee Williams... ¿Tienes relación con otros escritores españoles? Sí,
por supuesto. Conozco a Luis Antonio de Villena, a María García-Lliberós, a
David Torres, a Pedro Juan Gutiérrez... Éste último es cubano, pero nos
escribimos desde hace años. También me ha visitado alguna vez en Benidorm. Y lo
mismo David Torres. Al principio les extrañaba a todos mi apego por esta
ciudad, de la que habían oído hablar tan mal (ya sabes: turismo masificado y
todo ese tipo de cosas) y la verdad es que cuando han venido y la han visto por
sí mismos, han quedado encantados y con ganas de volver. Ahora espero a Pedro
Juan, quien pasará aquí unos días, antes de regresar a Cuba. Lo digo en broma,
pero al final tendré que organizar “Las veladas de Benidorm” o algo así. En el
Ayuntamiento no lo saben, pero estoy haciendo más promoción por la ciudad, a
nivel cultural, que la concejalía de cultura, quien, por cierto, puso tantas
dificultades cuando quise presentar aquí Una
playa muy lejana, que al final desistí. Ese libro, cuando se publique en
USA, le hará también una gran promoción a Benidorm, ya que buena parte de su
historia transcurre aquí. ¿Y que estás haciendo ahora o qué proyectos
tienes? En
invierno saldrá al mercado una novela que escribí el verano pasado, titulada: Y no vuelvas más por aquí. Un thriller con forma de cuento de Navidad
o al revés: un cuento de Navidad con forma de thriller. Aparte de eso, quiero terminar una novela sobre el
Benidorm de los setenta, que empecé a escribir casi en los setenta y que he
continuado, intermitentemente, cada diez o cinco años. La he titulado Balada para un delincuente y cuenta la
historia de un chico malo de la época, una especie de rebelde sin causa, que
llega a Benidorm, como por casualidad, un día en que se escapa de casa y hace
autostop; es decir, una especie de delincuente romántico. |