NUESTRO GG EN LA HABANA

Pedro Juan Gutiérrez

Editorial Anagrama, 2004

121 pág. 13 euros.

 

Por Pedro Menchén

 

Revista Odisea

Noviembre, 2004

 

 

Nuestro-GG-ES-big[1]Después de dar por terminado el ciclo “Centro Habana”, que inició con la famosa Trilogía sucia de La Habana (un éxito internacional que fue traducido a unas veinte lenguas), Pedro Juan Gutiérrez cambia ahora de registro en su estilo narrativo al abandonar el uso de la primera persona y unos argumentos decididamente autobiográficos para ofrecernos este delicioso relato de género negro, con el escritor Graham Greene como protagonista y en una época que poco tiene que ver con la del autor: la dictadura del general Batista, cuando Castro ni siquiera había hecho aún acto de presencia en la historia de Cuba.

            Basada en hechos reales, esta nouvelle es también una suerte de investigación sobre ciertos equívocos y anécdotas en los que se vio implicado el escritor británico, los mismos que le llevarían a escribir más tarde un celebrado libro de espías (o pseudoespías), cuyo título parafrasea irónicamente Pedro Juan Gutiérrez en Nuestro GG en La Habana.

            Sorprende desde el principio muy gratamente la perfecta arquitectura argumental de esta novela, en la que no sobra ni falta nada, la eficacia de su lenguaje, la maestría con que son dibujados sus personajes y el efectismo de sus diálogos. El relato hace un recorrido por diversos ámbitos de la vida social de La Habana en los años cincuenta del siglo pasado, sirviéndose de algunos tipos curiosos a modo de cicerones, tales como un turista gay británico que se hace pasar por Graham Greene, un actor porno de pene monumental llamado Supermán, pero que es un travesti en la vida real, donde se le conoce por Caridad..., varios agentes del FBI, judíos a la caza de nazis, mafiosos que no dudan en matar a quienes se cruzan en su camino, perdedores y oportunistas de todo tipo, músicos, ex boxeadores, etc. En ese sentido, Nuestro GG en La Habana es también un documento de época bastante creíble y convincente y, a menudo, foto0094muy divertido.

Creíble y convincente, decíamos... y no es poco mérito, si tenemos en cuenta lo difíciles de creer que son la mayoría de las novelas negras que se escriben y se publican en nuestro país, lo que no impide que sigan escribiéndose y publicándose, para tortura de muchos bienintencionados lectores que no acaban de descubrir dónde radica su error, cuál es la limitación congénita que les impide entender y disfrutar de dichos pseudolibros de ficción.

Puede leerse, pues, Nuestro GG en La Habana, si se quiere, como un simple relato de intriga, como un thriller, y el lector, en contra de lo habitual, no quedará defraudado. Puede leerse también esta novela como una curiosidad más sobre Cuba (la Cuba exótica y abigarrada de Batista) y tampoco quedará defraudado, como un acercamiento bien documentado a la figura de Graham Greene  (ninguna opción excluye a las otras) o sencillamente como un buen trabajo literario, como una obra más de Pedro Juan Gutiérrez (quien, a estas alturas, se ha convertido ya en un género literario), con la particularidad añadida para el mitómano de encontrarse aquí con ese nuevo cambio de registro, con esa nueva técnica narrativa, con la que el autor cubano nos sorprende, nos deleita y nos demuestra (si es que hacía falta que demostrara algo) su versatilidad y su capacidad como narrador de amplio espectro.

 

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NOTA: Por motivos de espacio, la revista Odisea publicó una versión reducida de esta reseña, que aquí se presenta completa.